La leche se ha demonizada debido a la lactosa, pero lo cierto es que en términos inflamatorios, todo depende de la persona que la consume, el tipo de lácteo consumido y la calidad del mismo. La leche es uno de los alimentos nutricionalmente más completos. No todas las leches son iguales. La leche humana contiene beta-caseína A2, al igual que la leche de cabra, búfala y oveja, pero la de vaca suele contener beta-caseína A1 debido a una mutación que han ido sufriendo por el estilo de vida que llevan hoy en día y lo alterado que tienen su crecimiento. La leche de cabra, búfala y oveja es la mejor para acabar con la inflamación. Los productos elaborados a base de este tipo de leche pero fermentada son incluso mejores para la microbiota. El yogur en sus ingredientes debe tener leche y fermentos lácticos, y nada de azúcar ni edulcorantes. Para que un queso nos aporte beneficios, debe componerse de leche, cuajo y sal. El kéfir es parecido al yogur, lo único que este tiene una fermentación distinta. Contiene más cepas, su sabor es más intenso y suele digerirse mejor. Con este probiótico ocurre como con el yogur, en sus ingredientes solo debe aparecer leche y fermentos lácticos.