Los arándanos son reconocidos por sus beneficios para la salud, desde mejorar la memoria hasta fortalecer el sistema inmunológico, según la nutricionista Ana Rodríguez-Mateos, del King's College London. Sin embargo, no todas las personas pueden disfrutar de esta fruta sin inconvenientes. Los arándanos son ricos en fibra, lo que usualmente es beneficioso para la digestión. No obstante, en personas con problemas digestivos, su consumo puede resultar contraproducente. Un exceso de fibra puede provocar molestias estomacales como diarrea, hinchazón o incluso obstrucciones intestinales en casos graves. Aquellos con un sistema digestivo sensible o con enfermedades deberían moderar su consumo para evitar complicaciones. Este fruto contiene una elevada cantidad de antocianinas, que, si bien tienen propiedades antioxidantes, también pueden interferir con medicamentos anticoagulantes. Las personas que toman medicinas para evitar la formación de coágulos deben consultar con su médico antes de incluir arándanos en su dieta diaria. Además, el consumo excesivo puede alterar la presión arterial, algo a considerar en personas que padecen hipertensión o diabetes. Los arándanos, si se consumen en grandes cantidades, pueden contribuir a la formación de cálculos renales. Esto se debe a su contenido en oxalatos, una sustancia que puede cristalizarse en los riñones.