¿El miso es realmente saludable?

Rocío Redondo
2025-09-25 15:57:53
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El miso japonés, dos tipos, marrón oscuro y claro con soja seca.
El miso es un alimento típicamente japonés, si bien se cree que sus raíces están en China desde donde llegaría al país nipón en el siglo VI d.
Se trata de una pasta densa de soja fermentada por el hongo Aspergillus oryzae, conocido como kōji.
En ocasiones, las habas de soja pueden estar complementadas con otro tipo de legumbres -como garbanzos y guisantes- o cereales -como el arroz y la cebada-.
Es, por tanto, un alimento fermentado, conocido también como ‘vivo’, que, como tal, aporta numerosos beneficios para la salud: ayuda a equilibrar la microbiota intestinal, fortalece el sistema inmune y disminuye las molestias digestivas como la hinchazón.
También es depurativo, antioxidante y remineralizante.
Hay muchos tipos de miso y diversas maneras de clasificarlos: según los ingredientes utilizados; su color y el tiempo de fermentación.
Cada región de Japón produce un miso único según los ingredientes locales, el clima y las preferencias culinarias de los habitantes.
Miso blanco o ‘Shiro miso’.
Es el que tiene un color más claro y un sabor más suave y ligero, ya que fermenta durante menos tiempo -desde unos pocos días hasta tres meses-.
Está hecho con habas de soja y un gran porcentaje de arroz.
Es el más popular, el que más se cultiva en Japón y una buena opción para iniciarse en el mundo del miso.
Puedes utilizarlo para añadirlo a sopas y hornear.
Miso rojo o ‘Aka miso’.
Debido a su más larga fermentación -entre uno y tres años-, tiene un color más oscuro -desde rojo hasta casi negroque el primero y un sabor más fuerte y salado.
Está hecho con habas de soja y un gran porcentaje de arroz.
Es el más popular, el que más se cultiva en Japón y una buena opción para iniciarse en el mundo del miso.
Puedes utilizarlo para añadirlo a sopas y hornear,
Siempre es importante conservarlo, una vez abierto, en la nevera.
El miso es sumamente versátil y se puede utilizar de diversas formas.
Sí, aunque te suene a ingrediente raro y exótico, ¡es facilísimo introducirlo en tu dieta!
Y no, no tiene por qué ser solo a tus platos asiáticos.
Una vez sabemos qué tipos de miso hay en el mercado, lo mejor es irlos probando todos para quedarnos con el que más nos guste.
Se recomienda empezar de menos a más: de menor intensidad -como el miso blanco- a mayor -como el hatcho miso-.
El sabor del miso en general es salado, umami y ligeramente dulce: más potente a mayor fermentación.
La forma más tradicional y sencilla de utilizar el miso es añadiéndolo a tus sopas y guisos en pequeñas cantidades -se disuelve antes en un poco de agua- y solo al final de la cocción para evitar reducir sus propiedades medicinales–¡nunca hay que hervirlo! -.
En este sentido, vendría a ser una versión mejorada de la típica pastillita de caldo, es decir, un potenciador de sabor.