El verano ya llegó, y el calor, con él.
Preparar un buen helado es una tarea complicada y requiere casi de estudio minucioso.
El punto de partida está claro: ingredientes de mucha calidad como huevos frescos, nata con alto contenido en grasa, fruta natural o crema de frutos secos pura.
Descubres que el proceso se pone más laborioso cuando te hablan de términos como el overrun -el aire que se forma durante el batido y que hace que el helado sea cremoso e incluso aireado- o el % de materia grasa, algunas de las variables que tienen en cuenta los maestros heladeros.
A este desafío se le suma que una heladera no es el electrodoméstico más común de una casa media.
Pero estamos aquí para poner las cosas fáciles: esta receta es muy sencilla y no requiere de heladera.
¿Cómo se consigue entonces que quede bien?
Haciendo un poco de trampa: la base de crema clásica en los helados artesanos se simplifica utilizando nata recién montada y leche condensada.
El aceite de oliva virgen extra le da sedosidad y cremosidad a la mezcla, que combina a la perfección con el caramelo salado.