La leche está hecha para bebés.
No importa si elegimos leche de vaca, de cabra o de oveja, lo que hacemos es beber la leche materna producida por una madre para su cría.
Para evitar que los bebés recién nacidos consuman la preciada leche de sus mamás, son separados de ellas al poco tiempo de nacer.
Algunos de ellos serán faenados por su carne, y otros, si son hembras, puede que terminen como parte del rebaño lechero, pero, si no es posible generar utilidades con ellas, simplemente serán asesinadas de un tiro en la cabeza.
Las investigaciones han develado que estos ataques físicos ocurren muy a menudo, tal como pasó en Estados Unidos.
Una forma más compasiva es posible, no importa la especie, el rubro lechero se basa en la explotación, el sufrimiento y la matanza, pero ninguno de nosotros tiene que apoyar esto.
Podemos simplemente elegir una dieta sin lácteos y optar por leches en base a plantas.
Hay muchas opciones disponibles, son muy sabrosas y pueden ser utilizadas para cocinar y hornear.
Puedes elegir leche de avena, almendra, soya, cáñamo, coco, castañas de caju y avellanas, también puedes buscar yogures libres de lácteos, así como quesos, cremas y helados.