Se cree que el origen del kulfi se remonta al imperio mogol.
Por ello también es popular en países como Pakistán, Bangladesh, Myanmar y Nepal e, incluso, en Medio Oriente.
Esta creación buscó satisfacer los paladares más exigentes de la aristocracia hindú.
Cuenta la leyenda que el hielo que se utilizó provenía de los lagos congelados del Himalaya, y se servía en moldes de terracota llamados Kulhar.
A pesar de ser un postre hindú, éste ha ganado terreno y popularidad también en Oriente Medio, convirtiéndose en la versión de helado de leche más apreciado entre los pequeñines, gracias a su cremosa y suave consistencia, que combina los aromas y sabores más consumidos en estas regiones: cardamomo, azafrán, agua de rosas, pistaches y nueces.
Su elaboración tradicional tiene como base la leche que, tras ser endulzada, se lleva a fuego lento y se deja cocer sin remover, hasta reducirse a la mitad.
De esta forma se consigue una concentración menos densa que la leche condensada, pero que dota de cierta suavidad y espesor cremoso que aporta textura al postre.
Se le llama “matka kulfi” al helado que ofrecen los vendedores ambulantes, conocidos como “kulfiwallahs”, que transportan su producto en ollas de barro llenas de hielo y sal.
Los sirven sobre hojas o ensartados en palos de madera, y los espolvorean con pistaches picados, cardamomo molido y azafrán.
Actualmente, y para acortar tiempos de preparación, se utiliza leche condensada y evaporada, lo cual ha restado a la artesanía tradicional del producto, pero que resulta muy conveniente a la hora de preparar estas delicias en casa.
La receta la extrajimos del portal del chef indio Kunal Kapur, y es muy parecida a la tradicional, fácil de preparar y utiliza como base las especias populares.