El Kulfi es un postre lácteo congelado originario de la India, aunque también es popular en lugares como Pakistán, Nepal, Birmania y el Oriente Medio. Comenzó siendo un postre que se servía en ocasiones especiales como las bodas y otros banquetes, pero ahora su consumo está generalizado y es habitual en las calles ver puestos de sus vendedores llamados kulfiwala. Estos guardan sus kulfis en ollas de barro llamadas matka llenas de hielo con sal, en donde los moldes de este helado se mantienen congelados hasta que se sirvan en una hoja o como nuestros clásicos polos, con un palito incorporado. El kulfi a pesar de ser un postre frío difiere bastante tanto en textura como en sabor de nuestros tradicionales helados a la europea. Es mucho más denso y cremoso así como más azucarado, y esto es debido principalmente a la forma de elaborarlo. Tradicionalmente se prepara mediante la cocción de leche azucarada y aromatizada hasta que se produce su evaporación a la mitad de la cantidad inicial, lo que hace que quede un concentrado con gran proporción de grasa, proteína y densidad de la lactosa. Durante la cocción, en la que no se debe dejar de remover para evitar que la leche se pegue en el recipiente, la lactosa se carameliza por la reacción de Maillard dándole un sabor a caramelo característico al kulfi. Después de que la leche se haya reducido se le añaden aromas y frutos secos para darle el sabor final. A día de hoy el kulfi, gracias a los restaurantes indios, ya ha llegado a Norteamérica y Europa donde se ha instalado con gran aceptación debido a su suave y cremoso sabor que gusta a casi todo el mundo.