El consumo excesivo de té verde puede provocar alteraciones hepáticas, advirtió la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas.
Cuando las personas quieren bajar de peso, ya sea siguiendo una dieta recomendada por un nutricionista o por cuenta propia, es común que inicien o incrementen su consumo de té verde, pues su ingesta permite eliminar las grasas mediante la aceleración del metabolismo de nuestro organismo.
El té verde es una sustancia que contiene nutrientes y antioxidantes necesarios para un buen funcionamiento orgánico, debido a que entre sus componentes se encuentran principios activos como los polifenoles, taninos y la cafeína, que actúan estimulando la combustión de las grasas y haciendo más lenta la absorción de azúcares y los lípidos.
En pequeñas cantidades, estos componentes son aliados que pueden ayudarnos a mejorar la salud, pues el té verde tiene una acción directa en la oxidación y eliminación de las grasas del organismo.
El consumo excesivo produce hepatitis tóxica o falla de insuficiencia hepática, lo cual es muy peligroso pues esta última puede poner en peligro la vida de la persona afectada.
El té verde está contraindicado en mujeres embarazadas y personas que padecen trastornos y arritmias cardiacas, úlceras y problemas hepáticos.
Debido al efecto estimulante de los componentes del té verde, un exceso en su ingesta puede no sólo acelerar el metabolismo de las grasas, sino también aumentar el ritmo cardiaco y desencadenar una serie de procesos negativos para nuestra salud, provocar toxicidad en el hígado, además de ser incompatible con la ingesta de ciertos medicamentos.
Solo debe ser consumido por el periodo de tiempo y la cantidad determinada por el nutricionista y, ante una reacción adversa, se debe suspender su ingesta.
No debemos controlar la ingesta del té verde, sino también debemos disminuir las grasas del cuerpo de forma más saludable, recurriendo a ejercicios aeróbicos y con una dieta baja en ácidos grasos saturados.