Elena Pareja, directora del área de nutrición de Metropolitan, lo tiene claro: el yogur natural helado suele ser una opción más saludable que los helados artesanos tradicionales.
Especialmente si es natural y sin azúcares añadidos, conserva la mayoría de los beneficios del yogur convencional: contiene proteínas de buena calidad, calcio, mantiene la mayoría de los probióticos y, en general, un menor contenido de grasa saturada y calorías que la mayoría de los helados artesanos.
Comparado con el yogur, aunque el helado artesano puede elaborarse con ingredientes de calidad y sin aditivos artificiales, suele contener mayor proporción de azúcar y grasa, especialmente si está elaborado con nata o crema.
Claro que “todo dependerá, por supuesto, de la receta específica y los ingredientes utilizados, pero en términos generales, el yogur natural helado es más equilibrado nutricionalmente”, añade Pareja.
La nutricionista destaca las bondades del yogur natural helado, pues aporta probióticos, que favorecen la salud digestiva, es una buena fuente de proteínas, calcio y otros minerales, “puede tener menos azúcar y grasa que el helado tradicional, dependiendo de su formulación, y es una opción refrescante y más ligera para quienes buscan cuidar su alimentación sin renunciar al placer”.
Así pues, cada uno tiene sus particularidades, y podemos tomar ambos según nuestros gustos, pero a la hora de escoger el más saludable, desde nutrición de Metropolitan señalan que “si hablamos de salud y equilibrio nutricional, el yogur es generalmente una mejor opción.
Pero si se trata de una ocasión especial o de disfrutar de un postre de calidad con moderación, un helado artesano bien hecho también puede formar parte de una alimentación saludable”.
“Cuidado con el exceso de azúcar”
Hay buenas noticias, podemos caer en la tentación en estos meses, ya que, tanto el helado como el yogur pueden disfrutarse durante el verano sin problema, “siempre que se integren dentro de una dieta equilibrada y se consuman con moderación”.
Debemos tener cuidado con el exceso de azúcar, porque algunas versiones de estos postres veraniegos pueden contener cantidades elevadas de éste”.
Además, las personas con intolerancia a la lactosa o problemas digestivos deben optar por versiones sin lactosa o veganas, y en el caso de helados muy grasos, pueden tener digestiones más lentas o molestias.