El limoncello es un licor muy aromático de sabor a limón, ya que su elaboración consiste en la maceración en alcohol de las cáscaras de esta fruta.
El limoncello ejerce como digestivo y se consume muy frío, aunque también se emplea como ingrediente en recetas de repostería.
Italia es mucho más que su mundialmente conocida cocina, el país con forma de bota también comprende una gran riqueza en el ámbito de las bebidas.
Un mundo tan variado como sorprendente que no puedes dejar de probar en cualquiera de tus visitas.
El grappa es un aguardiente de orujo también se consume para finalizar las comidas, aunque tiene una graduación mucho mayor que la del limoncello.
Su origen se sitúa en Bassano del Grapa, un municipio al norte de Italia, allá por el siglo XVII, y se elabora fermentando y destilando el hollejo de la uva.
La strega es un licor de hierbas elaborado con unos 70 ingredientes, una mezcla de la que resulta esta bebida de sabor dulzón.
Suele emplearse también como aromatizante en recetas de repostería y su origen es algo tan indeterminado como fantástico, ya que cuenta la leyenda que la fórmula la idearon unas brujas en una noche de luna llena como pócima de amor.
El mirto, al igual que las anteriores, se consume tras las comidas y muy frío.
Si hablamos del aperitivo no puede faltar el spritz, considerado el rey del aperitivo italiano.
Su origen se sitúa al norte del país, concretamente en la región de Véneto, aunque sin una fecha exacta, y consistía en vino blanco y agua con gas.
La fórmula ha ido variando hasta el día de hoy, cuando esta bebida se prepara mezclando vino espumoso, agua con gas o soda, naranja y, en su versión más conocida, el licor de Aperol.
El vermouth es una bebida icónica de este país, se produce con vinos blancos aromáticos fuertes y macerados durante un año con caramelo y distintas hierbas y especias.
Existen diversas variantes -seco, blanco y rojo-, ¡elige cuál te gusta más.
El campari es un bitter que nace de la combinación de vino, naranja, hierbas, aguaquina y raíces.
De tono rojizo y sabor agridulce, se suele emplear para darle un 'toque' a nuestros marianitos o zumos de tomate.
El prosecco es un espumoso vino blanco que puede ser de la variedad seco o extra seco, elaborado con uvas glera, se toma solo, pero también sirve para elaborar cócteles como el sorbete de limón denominado sgroppino.
El Lambrusco es el vino más consumido en Italia y el más exportado a nivel internacional, se trata de un vino tinto, pero ligero, con aguja, es decir, espumoso.
El expresso es el café italiano por excelencia, ese café de sabor intenso y servido en taza pequeña del que existen diversas variedades y que puede tomarse a cualquier hora del día.
El fernet es de alta graduación alcohólica y sabor algo amargo, se produce mediante la maceración en alcohol de vino de hierbas aromáticas como manzanilla, orégano o cardamomo.
Se consume normalmente en solitario, aunque puede combinarse con café u otras bebidas carbonatadas para el aperitivo.
El sambuca sola, con hielo o con café suele tomarse este licor muy similar al aguardiente de anís.