La mostaza es uno de mis condimentos preferidos. Va genial con carnes de todo tipo, pero también realza el sabor de alimentos con menos sabor como pescados y verduras. Sin embargo, ese sabor tan punzante que tiene, puede no ser del gusto de todos. A vosotros va dedicada la receta de hoy, pues esta salsa de mostaza básica es más suave, lo que la hace ideal para quienes prefieren los sabores menos intensos. Dicho esto, personalidad no le falta, os lo aseguro, ni tampoco versatilidad. Combina bien con todo. Es muy fácil de preparar y no se necesita más que un puñadete de ingredientes y poco más de media hora para tenerla lista. Aguanta en buen estado en la nevera durante una semana, así que puedes hacer una buena cantidad y tirar de ella a lo largo de la semana. También se puede congelar. Resulta ideal como elemento potenciador de cualquiera de nuestros platos, que se verán mejorados notablemente con ella como acompañamiento. La verdad sea dicha, aquí lo que interesa es saber qué acompaña bien esta salsa y no al revés. Pues la respuesta no puede ser más sencilla, pues la salsa de mostaza va con todo: carnes, pescados, huevos, verduras, etc.