Para obtener sorbetes y helados con una textura cremosa, es esencial elegir los ingredientes adecuados y quizás optar por añadir gelificantes naturales.
En los helados de fruta, seguir la temporada marca la diferencia: la fruta tendrá su justo dulzor y estará en su punto.
Las cremas, en cambio, basan su consistencia en la presencia de leche.
En RivaReno, elegimos únicamente leche piamontesa de la meseta de Cuneo, no sólo porque tiene un sabor incomparable, sino también porque su alto contenido en proteínas contribuye a la inconfundible textura de nuestros helados.
Además, te contaremos un truco: a menudo utilizamos azúcar moreno, que añade un toque extra de sabor a la cremosidad.
El aire permite que la mezcla de helado adquiera una textura aterciopelada y se infle durante el proceso de enfriamiento.
Para que nuestro helado no se convierta en una masa helada, es importante que los cristales de hielo sean muy pequeños y que el punto de congelación descienda por debajo de los 0° añadiendo, por ejemplo, leche.