El melocotón y el durazno son la misma fruta, solo que dependiendo de la región son nombrados de distintas maneras.
En España y otros países europeos se les llama melocotón, en América del Sur y Central se los nombra como durazno.
Dado que son la misma fruta no existen diferencias notables entre el durazno y el melocotón en cuanto al sabor, la textura, la forma y los nutrientes.
Los albaricoque son la misma fruta que los damascos.
También es conocido en algunas otras regiones como albérchigo o chabacano.
Aunque comparten algunas características, como su apariencia y texturas, el durazno o melocotón y el albaricoque son distintos en varios aspectos.
Identificar estas diferencias puede ayudar a reconocerlos con más facilidad.
Tamaño y forma: mientras el melocotón y el durazno suelen ser más grandes y redondeados, el albaricoque es más pequeño y tiene una forma más ovalada.
Piel: el albaricoque presents una piel lisa y delgada.
En cambio, los duraznos y melocotones tienen una piel aterciopelada y suave.
Pulpa: a diferencia de la pulpa firme y ligeramente ácida del albaricoque, la del melocotón y el durazno es más jugosa y dulce.
El sabor de los primeros es más dulce y jugoso, mientras que el albaricoque tiende a ser más ácido y con un sabor más intenso.
El durazno contiene vitaminas E y K, niacina, ácido fólico, hierro, potasio, magnesio, fósforo, manganeso, zinc y cobre.
El damasco es una fruta rica en vitaminas antioxidantes (A, C y E).
Entre las principales ventajas de consumirlo se encuentran: Contribuye a la salud de los ojos y de la piel gracias a su abundante cantidad de betacaroteno.
Ayuda a prevenir la degeneración celular.
Está recomendado consumir en caso de padecer alteraciones nerviosas o problemas oculares; afecciones de la piel y mucosas; o anemia.